El relevo generacional de Ford llega, también, a su modelo más familiar aportando toques característicos del denominado “Kinetic Design” -nueva estrategia de diseño con la que la marca del óvalo pretende revolucionar toda su gama-. La deportividad y la limpieza son los pilares básicos de este nuevo concepto que forma la base del futuro de la marca americana en Europa.
El cambio protagonizado por el monovolumen Galaxy es increible y nada tiene que ver con el modelo al que sustituye, cuya plataforma compartía con el Seat Alhambra y el Volkswagen Sharan. Esta puesta al día lo convierte en referencia para los rivales del segmento, con modelos de renombre como el Chrysler Voyager o el Renault Espace -pioneros de este tipo de carrocerías-, y otros que se apuntaron al carro de la familia numerosa, como los “primos” Fiat Ulysse, Lancia Phedra, Peugeot 807 y Citroën C8 que comparten plataforma y diseño de realización, variando detalles concretos de cada marca. Su aspecto es más dinámico y, sobre todo, atractivo gracias al conocido “diseño en movimiento” que comparte con el otro monovolumen deportivo de la marca, S-Max, y en el que destacan líneas rectas y angulosas en contraposición al diseño redondeado de su antecesor. Además el monovolumen americano ha ganado elegancia con la incorporación de las llantas de aluminio de 16 pulgadas y los nuevos retrovisores con intermitentes, entre otros elementos. Dentro, llama la atención el espacio que ofrece su habitáculo y la luminosidad del techo panorámico que se extiende longitudinalmente hasta la segunda fila de asientos. Además los múltiples huecos portaobjetos distribuidos por el habitáculo permiten llevar todo bien “atado”. El diseño del salpicadero con una moderna consola central merece una mención especial por la calidad de los materiales empleados, y su combinación con acabados en madera y aluminio. Cuando nos decidimos a arrancar y empezar a conducirlo, el Ford Galaxy se comporta a la perfección, impulsado por el motor 2.0 TDCi -diesel “common rail”- que mueve los casi 1.800 kg de este familiar de forma ágil y suave alcanzando, sin problemas, velocidades de crucero por encima de los márgenes legales. Al volante no podemos dejar de pensar en carreteras abiertas para disfrutar de un viaje de lujo a velocidad de crucero. ¿Te vienes con nosotros? De lado es también dinámico, con una línea de cintura muy marcada y una amplia superficie acristalada, en la que destaca el brillo del aluminio en el montante de las ventanillas junto con el de los carriles de las barras portaequipajes. Los pasos de rueda se han ensanchado y los intermitentes se integran en los retrovisores. No nos podemos olvidar de las llantas de aluminio de 16 pulgadas y nueve brazos montadas sobre cubiertas de 215 mm, que aportan un aire más distinguido al conjunto. La trasera conserva las líneas rectas y angulosas, con unos faros que completan la imagen moderna de este monovolumen de siete plazas, en un portón que llega hasta el suelo del coche. Y en el paragolpes trasero dos catadióptricos alargados ponen fin a los elementos de carácter dinámico del nuevo Galaxy.
El cambio protagonizado por el monovolumen Galaxy es increible y nada tiene que ver con el modelo al que sustituye, cuya plataforma compartía con el Seat Alhambra y el Volkswagen Sharan. Esta puesta al día lo convierte en referencia para los rivales del segmento, con modelos de renombre como el Chrysler Voyager o el Renault Espace -pioneros de este tipo de carrocerías-, y otros que se apuntaron al carro de la familia numerosa, como los “primos” Fiat Ulysse, Lancia Phedra, Peugeot 807 y Citroën C8 que comparten plataforma y diseño de realización, variando detalles concretos de cada marca. Su aspecto es más dinámico y, sobre todo, atractivo gracias al conocido “diseño en movimiento” que comparte con el otro monovolumen deportivo de la marca, S-Max, y en el que destacan líneas rectas y angulosas en contraposición al diseño redondeado de su antecesor. Además el monovolumen americano ha ganado elegancia con la incorporación de las llantas de aluminio de 16 pulgadas y los nuevos retrovisores con intermitentes, entre otros elementos. Dentro, llama la atención el espacio que ofrece su habitáculo y la luminosidad del techo panorámico que se extiende longitudinalmente hasta la segunda fila de asientos. Además los múltiples huecos portaobjetos distribuidos por el habitáculo permiten llevar todo bien “atado”. El diseño del salpicadero con una moderna consola central merece una mención especial por la calidad de los materiales empleados, y su combinación con acabados en madera y aluminio. Cuando nos decidimos a arrancar y empezar a conducirlo, el Ford Galaxy se comporta a la perfección, impulsado por el motor 2.0 TDCi -diesel “common rail”- que mueve los casi 1.800 kg de este familiar de forma ágil y suave alcanzando, sin problemas, velocidades de crucero por encima de los márgenes legales. Al volante no podemos dejar de pensar en carreteras abiertas para disfrutar de un viaje de lujo a velocidad de crucero. ¿Te vienes con nosotros? De lado es también dinámico, con una línea de cintura muy marcada y una amplia superficie acristalada, en la que destaca el brillo del aluminio en el montante de las ventanillas junto con el de los carriles de las barras portaequipajes. Los pasos de rueda se han ensanchado y los intermitentes se integran en los retrovisores. No nos podemos olvidar de las llantas de aluminio de 16 pulgadas y nueve brazos montadas sobre cubiertas de 215 mm, que aportan un aire más distinguido al conjunto. La trasera conserva las líneas rectas y angulosas, con unos faros que completan la imagen moderna de este monovolumen de siete plazas, en un portón que llega hasta el suelo del coche. Y en el paragolpes trasero dos catadióptricos alargados ponen fin a los elementos de carácter dinámico del nuevo Galaxy.
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