Ya no está de moda la denominación Todo Terreno, y en su lugar se impone SUV. El nuevo Discovery se hace llamar así haciendo referencia a una mecánica preparada para ofrecer un comportamiento en carretera irreprochable, pero con el compromiso de ser el más eficaz fuera del asfalto. Parece que nadie se queda al margen de la invasión electrónica en el mundo del automóvil, e incluso los todo terrenos más tradicionales, puros y duros se rinden ante las opciones que ofrece el poder controlar con un cerebro electrónico diversas funciones dinámicas. El Discovery ha sido uno de los TT más valorados en en las dos últimas décadas por sus posibilidades campo a través, pero sin embargo era más rudo que la competencia reciente en carretera, y las ventas encontraban ahí un serio freno. Esto a buen seguro va a cambiar próximamente con la llegada del Discovery 3, un coche completamente nuevo que sin embargo mantiene un claro aire de familia con su antecesor.
"Terrain Response"
Una de las novedades que el Discovery aporta al poblado segmento SUV es el sistema "Terrain Response". Mediante una rueda giratoria situada en la consola central el conductor puede modificar la puesta a punto de diversos aspectos del vehículo para adaptarlo al terreno. El sistema interviene sobre la altura libre, la respuesta del motor (puede modificar la curva de par según las necesidades de tracción), control de descenso, control de tracción y trasmisión. Pero no solo se trata de una evolución basada en la electrónica. También hay un nuevo bastidor que combina la tradicional rigidez de las vigas longitudinales con la comodidad del chasis autoportante. Este sistema es novedad en Land Rover aunque ya el Mitsubishi Montero lo introdujo en su modelo actual. Además dispone de suspensión independiente en ambos ejes y sin duda en conjunto el resultado en carretera debe ser mucho más agradable que en el modelo actual.
Las suspensiones serán neumáticas y por tanto se podrá variar la altura, algo que está dentro de las posibilidades del "Terrain Response" pero que también servirá para facilitar el acceso seleccionando la posición más baja o mejorar la capacidad para franquear obstáculos optando por una elevada distancia libre al suelo. La gama de mecánicas disponibles en el momento de su lanzamiento está limitada a dos motores, uno para cada tipo de combustible. El propulsor de gasolina deriva del V8 de Jaguar, pero la cilindrada aumenta de los 4.2 litros que actualmente poseen las unidades empleadas por las berlinas hasta 4.4 litros (Jaguar subirá este mismo año la cilindrada de este motor hasta el mismo cubicaje). El resultado es un mayor par motor, 425 Nm a 4.000 revoluciones por minuto, con una potencia que se mantiene en 300 caballos a un régimen algo más bajo, 5.500 rpm por 6.000 del Jaguar.
"Terrain Response"
Una de las novedades que el Discovery aporta al poblado segmento SUV es el sistema "Terrain Response". Mediante una rueda giratoria situada en la consola central el conductor puede modificar la puesta a punto de diversos aspectos del vehículo para adaptarlo al terreno. El sistema interviene sobre la altura libre, la respuesta del motor (puede modificar la curva de par según las necesidades de tracción), control de descenso, control de tracción y trasmisión. Pero no solo se trata de una evolución basada en la electrónica. También hay un nuevo bastidor que combina la tradicional rigidez de las vigas longitudinales con la comodidad del chasis autoportante. Este sistema es novedad en Land Rover aunque ya el Mitsubishi Montero lo introdujo en su modelo actual. Además dispone de suspensión independiente en ambos ejes y sin duda en conjunto el resultado en carretera debe ser mucho más agradable que en el modelo actual.
Las suspensiones serán neumáticas y por tanto se podrá variar la altura, algo que está dentro de las posibilidades del "Terrain Response" pero que también servirá para facilitar el acceso seleccionando la posición más baja o mejorar la capacidad para franquear obstáculos optando por una elevada distancia libre al suelo. La gama de mecánicas disponibles en el momento de su lanzamiento está limitada a dos motores, uno para cada tipo de combustible. El propulsor de gasolina deriva del V8 de Jaguar, pero la cilindrada aumenta de los 4.2 litros que actualmente poseen las unidades empleadas por las berlinas hasta 4.4 litros (Jaguar subirá este mismo año la cilindrada de este motor hasta el mismo cubicaje). El resultado es un mayor par motor, 425 Nm a 4.000 revoluciones por minuto, con una potencia que se mantiene en 300 caballos a un régimen algo más bajo, 5.500 rpm por 6.000 del Jaguar.
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